POR DANIEL BUTRUILLE
Creo poder afirmar que para nadie resulta satisfactorio el proceso electoral actual. Por más que lo describan como el más importante de la historia, y a 45 días de su conclusión, no despega. ¿Será por falta de capacidad de los candidatos para forzar a una discusión de sus propuestas? ¿O será precisamente por falta de propuestas para discutir? ¿A qué porción de la población electoral le importa si el NAIM es concesionado u operado por el Gobierno Federal (y los amigos de Peña Nieto y Carlos Salinas de Gortari)? Los electores quieren que les hablen de su poder adquisitivo y de la calidad de su vida. Y de la educación de sus hijos. Y de la salud de su familia. Pero los candidatos dedican más tiempo criticando a sus contrincantes que aclarando las escasas propuestas que traen en su cartera. ¿A qué hora dejó de ser tema el Ingreso Universal que tanto movía Ricardo Anaya? ¿Ya se olvidó de tan importante contribución a un equilibrio social novedoso o ya se dio cuenta que su modelo no aguantaba las críticas de sus rivales políticos? Los electores quieren que les expliquen cómo van a restablecer una paz elemental e indispensable para asegurar la actividad diaria segura y camino a una prosperidad a la cual cada quien aspira. Pero los candidatos critican las propuestas de los adversarios, sin trazar una ruta clara y firme hacía la tranquilidad. Entre amnistías que nadie sabe explicar correctamente, mando único, mando mixto, becarios, sí, sicarios, no, no queda una propuesta convincente de que existe deseo y medios para recobrar una vida de la cual desaparezcan los muertos inútiles, las desapariciones lastimosas y los tráficos mortales. Todos concuerdan con que urge acabar con el veneno de una corrupción que Peña Nieto hizo estrategia de gobierno. Todos prometen acabar con ella, pero no hay debate real entre las propuestas: castigo y cárcel por ahí, perdón apostólico y benevolencia olvidadiza por allá, salvajismo brutal del lado del de a caballo, ignorancia y negación del fenómeno por parte del enviado del presidente. ¿Quién se atreverá a invitar a los cinco candidatos a debatir este tema específico para defender sus posturas? No se solucionarán ninguno de los otros asuntos esenciales, ni la pobreza, ni la educación, ni la reforma energética, ni la relación con Trump, mientras no exista una política clara e irrebatible contra la corrupción. ¿Por qué no empezamos por ahí? Mientras no se logre erradicar este cáncer, todo lo demás es pura ilusión y pura apariencia. En todo el país. Con o sin elecciones. Este cáncer es lo que le quita vida, respeto y autoridad internacional a México. butruilled@hotmail.com