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«HAGASE MI VOLUNTAD»: EL TEATRO DE LA ESTAFA CON SABOR A LUCIFER

«HAGASE MI VOLUNTAD»: EL TEATRO DE LA ESTAFA CON SABOR A LUCIFER

@guillenwriter
Qué delicia encontrarse un viernes en el Foro 13 para deleitarme con la luciferica actuación de Daniel Alcantara, quién le da vida al febril entrepreneur de la sotana, Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, el grandioso bisnes de implicaciones delictuosas que sedujo a la misma complicidad de Juan Pablo II. «Hagase Mi voluntad»,en la inspiración dramaturgica de Alicia Garza Martínez , el Padre Maciel pareciera haberse escapado de una novela de Balzac, con eso de que el escritor francés solía decir: Ganar dinero es lo más fácil del mundo, basta que pierdas tus escrúpulos.
Bajo la dirección de May Durán, en el Foro 13 presenciamos la estudiada frialdad que enciende la chispa de la espiritualidad para embaucar y despelucar a sus víctimas . Así lo constata un escenario gerencial,decorado con los íconos sagrados del catolicismo. El pederasta de la estafa serpentea el escenario con la engañifa del mea culpa. También simula cargar su madero por si alguien lo duda. El mexicanisimo tartufo consigue cincelar un seductor e irresistible lazo de first level…que va de acostumbrar los hoteles más lujosos de Nueva York a comprarse una campiña en la Costa Azul…( Y si no lo creen, que se lo pregunten a aquella sampetrina con pedigree que le tumbaron 50 millones de dólares)
Alguna Iluminación luciferica le asistía al prelado que consiguió forjar un imperio de 20 mil 500 millones de euros. En la puesta en escena de cuando en cuando aparecen las voces que fueron víctimas de su monstruosidad. También lo persigue la martillante voz de Ratzinger, el Papa Alemán que lo señaló con dedo flamigero. De tal manera que sobre el escenario se retuerce como una exótica culebra tocada con la magia para multiplicar los dineros y bienes de la Iglesia, pero sediento por descargar la libido en el rosado trasero de un efebo.
Me quedo con la encantadora y tremebunda escena de la Herejia: la hostia tiene la forma de un chiquitín. Parsimoniosamente se la lleva a la boca. Sus párpados caen con la dicha de un bendito sibarita que se ha inventado su propia misa: La Otra «Divinidad» del Placer. 

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Roberto Guillen

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