POR ROBERTO GUILLEN
Queridos lectores:
Anoche tuve la fortuna de aparecerme en el Foro Arcadia, donde asistimos a presenciar la pieza que se escribió Ricardo Travieso y que acertadamente dirige Fabian Rodríguez: «No Amaras…» el drama de los hijos de Dios que terminan descubriendo la delicia de «pecar» con sotana, entre crucifijos y otros artilugios que decoran toda atmósfera seminarista.
Antes de entrar en materia, permitanme decirles que toda la obra, desde un principio hasta el final, me trasladó con Cioran, cuando nos habla de que la Culpa es la estructura, la columna vertebral sobre la que descansa nuestra civilizacion. Hablamos de una atmosfera de lo carcelario seminarista, donde el Renan Moreno encarna al sumo sacerdote que lleva enrollada sobre la sotana, la serpiente de la Culpa. Y esa momia zopilota de la Culpa encuentra un formidable contraste con la Isla de la Inocencia:
Una tercia de escolares explorando a la misma curiosidad. Como evocando la nube de Esopo y La Fontaine.La niñez como una piyamada flotando en lo sueños de un elefante blanco. La edad de Oro de la que quizás nunca debimos haber escapado… y que en algunos de los casos culmina sus dias en el Abismo de una soga. Tal como le ocurre al seminarista Miguel, que buscando destripar el Golem que todos arrastramos por la vida, a bocajarro le declara su Amor a Fausto, el roomie circunspecto que lo mismo diserta de Freud, Platón y otras monerías en torno a eso que llaman Amor. Pero bajo su piel solo regurgita la monocordia de un Golem religioso. A eso lo reduce su teología.
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Curar el Espiritu por el cuerpo, y curar el cuerpo por el Espíritu.
Oscar Wilde
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La irreductible pulsíón de Miguel diseca los rostros del papa, la virgen y demas soldados del Señor,pero como lo escribimos hace unos 20 años, en mi primer libro, Coctel de Letras, el Deseo tortura, consumado o no consumado, tortura; es como una locomotora ciega que termina por ahogar el mismo el Placer.
El buen Ricardo Travieso nos traslada con la poetica Iluminacion que Walt Whitman le profesaba a la Carne:
«Tírate al pasto conmigo»
En su minuscula celda espiritual, los hijos de Dios descubren la otra Herejía…la herejía sagrada del cuerpo. La metamorfosis de la Culpa en mariposas amarillas. Del cepo al arcoiris.
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Lacrimoso fausto, poetico fausto, calamitoso fausto -en la interpretación de Sergio Quiñones – termina leyendo la carta que le ha escrito su desaparecido Amor en-el-tiempo, y que bien podriamos resumir con aquella expresión del gran Sthendal
Las pasiones no calculan