RAÚL A. RUBIO CANO
“No somos iguales” a los que gobernaron por 36 años con políticas Neoliberales a México, no se ha cansado el Presidente Andrés Manuel López Obrador de repetirlo; igualmente, no ha dejado de decir que está en contra de la privatización del vital líquido; sin embargo, para el caso de esa relación del gobierno de la Cuarta Transformación y el agua, pareciera que las cosas no han cambiado. Definitivamente no puede haber una Cuarta Transformación en el país, con la misma visión en el manejo del agua -que es de todos y sobre todo de la Madre Naturaleza-, que como se vivió con los anteriores gobiernos Neoliberales. Ayer por la noche recibí correo de la combativa organización “Agua para Todos, Agua para la Vida” demandando enviar cartas a los integrantes del Poder Legislativo de la Nación sobre lo siguiente: “Desde hace siete años se incumple con el mandato Constitucional de lograr una Ley General de Aguas basada en sustentabilidad, equidad y participación. Hoy, por primera vez, contamos con una Legislatura relativamente libre de los ‘caciques del agua’. ¡Ahora es cuando!” Sin embargo, agrega “Agua para todos. Agua para la Vida”: “Alertamos que la CONAGUA, en alianza con grupos de poder de regímenes anteriores, está presionando a lo@s Diputad@s de las Comisiones dictaminadoras de la Ley General de Aguas para que eliminen los contenidos que pudieran afectar los intereses de esos grupos de poder. Pretenden echar por tierra los consensos construidos a través de cientos de foros convocados por instancias de la LXIV Legislatura y por la ciudadanía y los pueblos. Así como los cuidadosos consensos construidos los últimos días entre las iniciativas presentadas. En línea con las propuestas del Dip. Mata (millonario del agua del PAN, Chihuahua) y el Senador Raúl Paz (PAN, Yucatán), la CONAGUA busca mantener la compra-venta de concesiones (a 30 años, renovables), los mercados y bancos del agua, así como el control centralizado y arbitrario sobre los volúmenes a concesionar y sus destinatarios. Buscan limitar la participación ciudadana y sujetarla al control por parte de la CONAGUA. Intentan eliminar cualquier medida efectiva para enfrentar la contaminación, y obstaculizar el respeto a los derechos de los pueblos sobre las aguas en sus territorios”. Es muy lamentable lo que está pasando en esa relación del actual Poder Ejecutivo con el manejo del agua en el país. Y ello está sucediendo porque por 36 años de políticas Neoliberales, la CONAGUA es una dependencia que ha sido un instrumento vital para la apropiación y contaminación del agua por unos cuantos pillos y quieren seguir haciéndolo en el gobierno de la 4T y eso, no puede ser posible. El Conflicto del agua en Chihuahua tiene una gran responsabilidad de la CONAGUA y la banda del judío David Korenfeld, porque ella surtió de concesiones a Priistas y Panistas. La CONAGUA ha sabido cuánta agua se ha entregado a particulares, ejidatarios y a los Estados Unidos y, si se ha dado de menos a los gringos, es culpa de ella en primer lugar y hoy, conjuntamente con el principal agente de los Demócratas (Guacamole.News), el senador panista Gustavo Madero, buscan desgastar al gobierno de la 4T y enfrentar a las Fuerzas Armadas con el Pueblo (eso aquí o en China se llama: traición a la Patria). Esto último fue advertido desde Monitor Político (7/2/2020). Así que el Presidente López Obrador, debe de actuar ya no sólo contra el PRIAN que está haciendo de las suyas en Chihuahua con el agua que es de todos, sino también, contra esos agentes dobles de la CONAGUA, que para el caso de Nuevo León, es una oficina de “ratas del agua” que buscan entregar la “Fábrica del Agua” del área metropolitana de Monterrey (el Parque Nacional Cumbres de Monterrey) a la oligarquía de Nuevo León, antes de que apriete más duro la 4T; así como, los terrenos del río Santa Catarina; el agandalle del agua subterránea del centro de la Ciudad de Monterrey; el construir una presa innecesaria como la presa Libertad y, la destrucción de las aguas de la Sierra de Picachos por la pedrera Matrimar de Cerralvo, Nuevo León, que ya destruyó el Parque Nacional El Sabinal con su contaminación y ahora van sobre el arroyo Mojarras, en Sierra de Picachos ¡Órale! ¿Somos iguales o no somos iguales? raurubio@gmail.com