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«ERES EL COCHE QUE TRAES…»

«ERES EL COCHE QUE TRAES…»

POR SAUL ESCOBEDO

Una amiga me dijo hoy que a mí no me gustan los carros.
Sí me gustan los carros, ¡y mucho! Disfruto ver un buen diseño automotriz, moderno o clásico. Me emociono con los prototipos y novedades. Durante mi niñez, mis programas favoritos de TV eran protagonizados por carros. El problema es que hemos abusado de los carros. Hemos comprado la idea de que son la solución única para transportarse, al grado que hemos acabado deliberadamente con vías y paseos peatonales, con zonas arboladas y bellas. Con edificaciones antiguas, parques y camellones verdes para dar paso a los vehículos automotores, para que pasen rápido y sin nada que les estorbe. Para que sean estacionados lo más cerca del destino de sus ocupantes. Hemos llegado al absurdo de adjudicarles una condición de status. Eres el coche que traes. Si no conduces un automóvil no eres nadie. Eres disfuncional. Son ideas del siglo pasado que ahora nos toca a los países menos desarrollados aguantar. EEUU nos envía su chatarra y nosotros la recibimos contentos inundando nuestras ciudades de autos ‘chocolates’, ensuciando el ambiente con ruido y emanaciones. La decisión de transportarse en bicicleta no es una moda. En todos los países más avanzados la tendencia es dejar el automóvil guardado (si es que decides tener y mantener uno) y caminar o usar la bici para transportarse. Hacer viajes combinando los sistemas de préstamo o renta de bicicletas, de metro y de autobuses. Bajando el estrés, la contaminación, el tiempo de traslado y no se diga la carga económica que representa un coche particular. Creo que eso es usar la inteligencia. Yo tomé esa decisión hace 37 años, cuando mis papás me compraron mi primera bici. La primaria y la secundaria las tenía muy cerca de casa, por lo que caminé 9 años a mi instrucción básica. A la prepa, que estaba más lejos de casa, acudía principalmente en bicicleta. Mi bici era la única amarrada en la tubería de agua en un pasillo al lado de la entrada. La única bicicleta de un alumnado de como 800 chavos y chavas. Cuando he vivido fuera del país, principalmente en ciudades de California, EUA, he visto con gusto cómo una infraestructura cada vez más importante se va desarrollando en favor de los peatones y ciclistas menguando los privilegios del automóvil. Allá puedes ver transportándose en bicicleta a todo tipo de personas. Sueño con que algún día así sea aquí en Monterrey. Voy más allá. Con que nuestra ciudad tome el liderazgo nacional en la promoción del uso de la bicicleta y que sea la más amigable con los peatones. Muchas ciudades en el mundo han salido de crisis que parecían insuperables para erguirse, después de un cambio de mentalidad, en símbolos de orgullo para sus habitantes. ¿Qué podemos hacer los habitantes de la metrópoli más contaminada de latinoamérica y golpeada por los balazos y la inseguridad para darle la vuelta a la tortilla? ¿Podemos cambiar creencias y costumbres para apostarle a una vida más sana e inteligente?

Roberto Guillen

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