POR CRISTINA SADA SALINAS
Dicen los maestros espirituales que debemos de vivir aquí y ahora, pero me parece que también podemos proyectar a futuro, no para alterar nuestra paz, si no para tomar decisiones. Si lo que hoy percibimos como una realidad negativa que no ha hecho otra cosa que crecer, la proyectamos hacia un futuro próximo, seguiremos con la misma evolución negativa de acontecimientos que han estado sucediendo en nuestro país en estos últimos años.
El periódico El Norte reporta en su primera plana del día de hoy que muchas ciudades y pueblos de Tamaulipas han cerrado sus establecimientos comerciales debido al acoso del crimen organizado, que les exige cobro de piso y lleva a cabo extorsiones, secuestros y asesinatos.
Los comerciantes de Tamaulipas tuvieron el valor de evidenciar de este modo el narco estado en el que se ven obligados a vivir. Prefieren quedarse encerrados en sus casas que seguir intentando sobrellevar el infierno al que han sido condenados.
No sólo Tamaulipas, sino todos los estados fronterizos sufrimos la inseguridad. El centro, sur, sureste y suroeste del país. En algunas entidades la situación es más grave que en otras, pero es un hecho que el derrumbe del estado de derecho no se circunscribe a Tamaulipas, sino que se extiende a todo el territorio mexicano.
Luis Videgaray se escandaliza por la falta de democracia en Venezuela, y se suma a la condena que desde los Estados Unidos se lanza contra ese país sudamericano. Si esto no fuera trágico, sería cómico.
México es un país que funciona sólo para quienes utilizan helicópteros para trasladarse a sus trabajos, inflan sus cuentas multimillonarias con dinero del erario,
disfrutan de vacaciones a cargo de los recursos de las tesorerías, compran yates, jets, y hacen fabulosas inversiones en el país y el extranjero.
México es un país de narco-políticos y empresarios aliados a ellos, que no tienen patria y a quienes el dolor ajeno no les interesa.
Estiran tanto el hilo que un día se puede romper.
El PRI y el PAN han sembrado muerte y desolación.
¿Será que nunca desde la ciudadanía les cobraremos la factura?
Exijo un cambio democrático para el 2018, pero no un cambio sólo de partido.
Un cambio verdadero que deje atrás el autoritarismo y las alianzas oscuras, los pactos con el crimen organizado, las licitaciones a modo, la falta de rendición de cuentas y transparencia.
Lo que exigimos, es, ni más ni menos, el México que merecemos la inmensa mayoría de mexicanos que sólo queremos tener trabajos dignos, paz y un futuro para nuestros hijos.