ROBERTO GUILLEN
Una vez más, queridos lectores,nos tocó departir con la señora Blanca Guzmán, aguerrida luchadora social avecindada en el municipio de San Nicolás de los Garza. Es en el tradicional Restaurant «Al», donde la camaradería flota en torno a un delicioso hígado encebollado que degusta el periodista iconoclasta de las «causas perdidas». Junto a Blanquitta, nos acompaña su camarada y esposo, el buen Gabino, ex trabajador de la otrora poderosa Fundidora de Monterrey: ambos conforman la memoria vital de la Indignación: un duo dinámico que se traviesa por los débiles, por los necesitados, por los olvidados, por los desprotegidos. Y así pasen los años, Blanquitta y Gabino se nutren con el perfume de la Solidaridad. Pero los ambiciosos de la partidocracia no lo conciben. De tal manera que cuando una vez más pasan por su casa a limosnear el voto, la fauna de la partidocracia,asi les chorrea el cinismo por los labios: uuuuy, apoco toodavia siguen viviendo aquí…
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Pero la Dignidad de Blanquitta y Gabino escapa a los gerentes y mandarines de la partidocracia; e incluso, todavía se da tiempo de señalar a la fauna de los regidores, a los que describe como unos simples empleados levantadedos del alcalde en turno:
Nadie los conocemos,cuando vas a buscarlos nunca los encuentras, creo que solamente van una vez a la quincena, cuando les toca la mentada sesión de cabildo. Sería bueno que se ganaran el voto de la gente, que trabajen el espacio que supuestamente representan, porque nadie los conoce. A parte no tienen ideología. No conocen las necesidades de la gente y el único compromiso que tienen es con el alcalde, porque él los incluyó en la planilla. Tanto que se habla de democracia, pero es pura simulación, porque ahi solo están los amigos, los compadres, el yerno, la comadre. ¡Nooooombre! que cada regidor se gane el voto…