ROBERTO GUILLEN
No sabemos si su pasión por la Palabra va a perdurar una semana,un mes, un año, dos años o para toda la Terquedad. Porque en el marathon de la literatura de pronto las jóvenes promesas naufragan en la flema de un egoísmo que termina por sepultarlos…como esas criaturas que durante su juventud se pavoneaban con el moño del enfant terrible , pero al paso de los años terminan como una lacrimosa cucaracha fumigada, limpiándose los mocos con los grilletes de la convencionalidad.
El caso es que la revista Ronda , en su compromiso con los quijotes que sobreviven en la ciudad futbolera y cervecera del Diablo Fernández, ahora les presenta a un singular personaje que recorre las calles de la ciudad con las páginas de su Creación , y que lleva por nombre Café Expresso.
En su mirada quijotesca se transparenta lo irreductible del Idealismo. No vende fresqui bon, no vende hot dogs ni baratijas chinescas. Más bien esparce sus letras como el rocío spleen de abril…que los granos de polen anidan un sueño del futuro , donde las próximas generaciones alcancen a oliscar los aires de una Barcelona, de una Florencia, de una fiebre por evocar el sueño de Hermann Broch:
“Algún día volveremos a tener una Edad de Oro”.
Y como todo creador que ha sido infectado por el virus de Cervantes , se ha reinventado como Nélida La Vida, una máscara donde se oculta de la nevera-matrix que todo lo convierte en un embutido industrial. Yo que iba en busca de aquellos insubordinados proletarios que le reclaman al dueño de la carnicería Ramos su correspondiente finiquito. Me cuentan que son unos batos que se apostan solitariamente con una manta para reclamar nomás lo que marca la ahuja, pero no los encontré. En mi caminar por el cenentero llano en llamas regiomontano, los destinos se cruzaron, y aquí me tienen escribiendo sobre este bato que tiene sensibilidad por la Palabra, que a pesar de estar enroscado y tener un morrillo, todavía le quedan alientos por cultivar aquel tesoro que el gran Octavio nos legó en el Arco y la Lira. Quién sabe cómo le hará para pagar los recibos de la luz y el agua y demás exigencias del marriage. Pero él dice que no se raja. Con sus hojitas en la mano el hechizante Quijote me refresca lo que es un fusil de futuro:
“Yo creo en la Palabra. Creo que si se pierde el respeto por la Palabra, se pierde la sociedad. Necesitamos cultivar la Palabra. Necesitamos honrar la Palabra. Si queremos transformar la Palabra, necesitamos cultivar la Palabra. Cómo vamos a enfrentar a los políticos rateros de este país, si no conocemos la Palabra. Porque ellos si están armados con la Palabra, pero la utilizan para mentir”.
¿Qué estudiaste?
“Tengo un doctorado en Ciencias de la Calle».
AGOSTO 2015
REVISTA RONDA