POR ROBERTO GUILLEN
Aquella noche de chisporroteante Alegría en un caserón de la Vista Hermosa, la Hermandad Unidos Por el Arte (HUPA) volvía a vibrar como ese chorro de champaña con que los winners celebran la Victoria.
Era la explosión de la Alegría, después de un siniestro encierro. Era la Hermandad de Javier López Garay, celebrando a la Vida, después de soportar la calamitosa pandemia. Con que frescura de noche regiomontana la actriz Yaya Mier disfrutaba de un dancing libérrimo con los contertulios de HUPA. Su sonrisa chisporroteante llenaba la Casona de la Vista Hermosa, con una vista de la ciudad y sus miles de luminarias, que semejaba a ese a ese panal parisino que tantos apetitos provocaba en el Rastignac de Balzac…
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Aaaaahhhh… le doy un sorbo a mi tinto, mientras se aproxima Dulce Arango, la Ninfa de la Noche, cuya sonrisa dibujaba los paraísos del mismo hedonismo. Todos quieren tomarse una foto con Yaya. Todos quieren presumirla en el facebook. Mas bien todos queremos tomarnos una foto con ese rostro de sonrisa libérrima, de subversiva carcajada, de una expresión para desternillar las moralinas de los dÍas corrientes. El rostro donde se haN estampado los días de la comedia en Monterrey.
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Delicia de noche en la Vista Hermosa, donde la Hermandad de Artistas, cual tribu cósmica hacen las veces de un trenecito circular que va dejando un estallido de Alegría. Fantástica tribu cósmica que así saluda la noche de Javier López Garay, quien cuchillo en mano se apresta a hendir el metálico instrumento en el pastel de celebración:
¡HUUUPA! ¡HUUUPA! ¡HUUUPA!