ROBERTO GUILLEN
Acudir a la Cocina de Froy es ir al encuentro con un bohemio delicatesen de la buena mesa. Nada que ver con el trajineo de franquicias y empleados nómadas. Porque Froy se sienta a la mesa, y mientras degustas la paella valenciana, te va desenrollando la calidad y la calidez de su Amistad. Osea, osea, la Cocina de Froy contiene el plus de un pedigree que no vas a encontrar fácilmente por los laberintos de la ciudad. El sello de la casa tiene un toque tan personal y original que nuestro querido Froy rompe con esa frase de Balzac: La Generosidad es la perdición de los comerciantes. Osea, osea, Froy ama la cocina, es un bohemio de la cocina y no repara en métricas, ingredientes, ni porciones para agasajar el paladar de sus comensales. Verlo enfundado con su bonete y toda la indumentaria donde alcanzamos a leer: La Cocina de Froy, nos habla de un compromiso que frisa más allá de lo comercial. De un Artista de la cocina que antes de mezclar los ingredientes eleva su oración al Creador, porque para Froy la cocina es un Ritual. Y quien ama la cocina, también ama a la vida, a su familia y a sus amigos. Quiere usted tener una experiencia de ritual sabrosura y conocer la viva personificación del chef por definición, pues siéntese a comer en la mesa de Froy. Seguramente le quedará un buqué de amistad, sabrosura y generosidad…osea, osea, el embrujo de un exótico chef que le dará un festín a su paladar, y algo más…