ROBERTO GUILLEN
Me siento nirvánicamente feliz porque ya estamos de regreso con Camerino 17, un proyecto periodístico que ofrecemos a la comunidad teatral de Monterrey. Si en otro tiempo lo estrenamos en la plataforma de Regio Vivo TV, ahora será en las acogedoras instalaciones de la librería Punto y Coma, donde ya sostuvimos una entrevista con la actriz Cristina Garza, quien participa en la obra Como decir Adios, bajo la dirección de Erick Villanueva. ¿Cómo curar las fisuras del alma? ¿Cómo escapar de las relaciones kármicas? ¿Como decirle ooole a las torturas del equívoco? ¿Cómo recuperar la sonrisa y no terminar como un pergamino apolillado? El drama de ser mujer en tiempos de eso que Byung Chul Han denomina La Agonía del Eros…
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Y es que con el periodismo comercial no se puede, porque la publicidad que venden es muy cara y pues ni como anunciarse. Cómo atraer la atención de los poderosos medios de comunicación, cuando todavía nos has triunfado en Nueva York ni tampoco apareces en la marquesina de Netflix. En ese sentido, hacer teatro en Monterrey se ha convertido en un ejercicio de resistencia, dado que se batalla para que el público vaya al teatro. Ese ha sido el eterno problema del Conarte y de todos los aparatos de la burocracia cultural: Cómo generar públicos que se expongan a una manifestación estética?
Por eso no dejamos morir a Camerino 17, porque sabemos que nuestros actores y actrices, precisan de la difusión y el soporte periodístico. Una vez más volví a sentir el encanto de estar con una actriz que vibra con estar-en-el-escenario. Que a pesar del magro panorama, la comunidad teatral no se rinde. Porque el periodismo cultural también fenece si no hay experimentación. Sin el Arte y los productos de la Imaginación, nos conducimos a los abismos de la robotización, meros inquilinos del omnímodo Algoritmo. Es preciso unir esfuerzos, tender puentes, compartir proyectos y asistir a esa liturgia que el mismo Oscar Wilde consideraba una necesidad espiritual. Así que, habemus Camerino 17, desde el fantástico teatro vintage de la librería Punto y Coma.
Seguiremos con la terquedad lúdica de los escenarios…