ROBERTO GUILLEN
Una vez más el Huerto de los Leones se apunta una estrellita cósmica en su amor por la madre naturaleza, al conmemorar el Día Internacional del Reciclaje (17 de mayo), cuando la noche inconsciente del valemadrismo ambiental vomita sus toneladas de plástico que dan al traste con la fantástica vida marina de los siete mares. El reciclaje como una cultura espiritual para que no se momifiquen las alas de la vida. El reciclaje como un ejercicio vital para domesticar a la bestia industrial que monocordemente produce y explota, produce y explota, produce y explota.
El Huerto de los Leones como una escuela del siglo XXI para no perecer bajo Apocalipsis del plástico. El Huerto de la vida como una asignatura más allá de los doctorados y otras pavlovianas engañifas escalafonarias.Que la civilización corre presurosa hacia su propio Abismo. Que las flatulencias de los leones rodantes le han colgado a la Casa Común la etiqueta de Irreversible.