ROBERTO GUILLEN
@Periodistta
“De qué me sirve a mi saber que la Sierra Madre es de la época cuaternaria, si no se qué soy y qué va a ser de mi…los últimos y más importantes problemas están en la filosofía y en ninguna ciencia encontrará usted las respuestas más acuciantes, las respuestas más significativas para el hombre, por eso digo que no se puede vivir sin filosofía…”, son las palabras del filósofo Agustín Basave Fernández del Valle, quien ensaya su generosidad al abrirnos las puertas de su casa-biblioteca, conformada por unos 30 mil volúmenes , metódicamente clasificados, y celosamente resguardados por la mirada furtiva del entrevistado, que en todo momento no deja de sentirse el guardián de un tesoro escondido en una isla perdida, entre los millonarios de San Pedro, Garza García.
Allá está el filósofo… ¿en el olvido?, ¿vetusto?, ¿Fríamente ignorado?
Pues conozcamos lo que él piensa de un tejido social donde su vecindario está conformado por aquellos seres blindados que jamás sufrirán los arponazos econo-apocalípticos que ya anuncia un pobre funcionario foxista.
Aquí su acrimonia descriptiva:
“Es una sociedad funcionalista, pragmatista, barata, de fines próximos y con cierta anorexia o anemia intelectual,donde las altas manifestaciones del espíritu no se avizoran”.
De pronto uno pareciera navegar por las letras que describen a un personaje de Maupassant, luego de ver que el periodista y el camarada que lo acompaña (Andrés Vela) se ven atropellados por las decenas de condecoraciones, diplomas, títulos y demás reconocimientos – de muchas universidades del globo – que atiborran las paredes de la casa, a tal grado que el también Cónsul Honorario de Portugal, no sin un tono de dulce-hartazgo-egotismo, expresa:
“…me faltan paredes para colgarlos”.
A un lado del Ulises de Joyce la figura universal de El Quijote, tallada en madera, domina el centro de su living room. El Hidalgo cervantesco nos muestra su adarga, como queriendo decir: Me pertenece el oasis de la Cultura; y al virar las pupilas hacia la izquierda, los 25 centímetros de un “Niño Dios”nos hablan del profundo catolicismo de nuestro entrevistado. Ciertamente la Casa-Biblioteca de Basave es un oásis…pero sin lectores.
¿Qué ocurre cuando la carrera loca de la ciencia soslaya la Cultura…la Cultura de los Pueblos?, dispara la zigzagueante y sorpresiva interrogante del periodista que soy.
“Hay un grave problema cuando la ciencia se quiere emancipar de la época, porque el científico antes de ser científico, es hombre, y como hombre no puede dejar de escapar a la Ética. La vida humana tiene una textura ética, se puede ser moral o inmoral, pero no se puede ser amoral; no se puede vivir fuera de la Ética, y cuando la ciencia marcha sin brújula Ética, va al desastre.
¿Dónde encuentra las raíces de la presente noche de nihilismo en que nos encontramos?
“El nihilismo es producido por un cansancio , por una indolencia mental, por dejarse llenar el cerebro de slogans y lo que les dicen los medios masivos de comunicación; y también lo que Hiddegger aducía: “el man”, el impersonal; se dice, se habla, se comenta, hay en la humanidad actual una ausencia de sentido crítico. Ya el hombre no se detiene a Pensar…hay dos causas grandes, dos causas importantes que están causando esta crisis honda, esta inseguridad, este no saber a qué no atenerse: primero, la falta de sentido crítico; segundo, la desmoralización radical de la humanidad, que cae en el nihilismo…justamente un vacío existencial terrible”.
Y esto se traduce en carnicerías, en bombazos, como los que estamos presenciando en el medio oriente…?
“Por supuesto, una falta absoluta de los principios primarios del Derecho Internacional. Hay que partir de que somos todos seres juntos en-el-mundo, todos…no vivimos en islas; hay que pensar que el hombre está encomendado al hombre. Hay que enfatizar una y otra vez que tenemos una igualdad esencial de naturaleza, de origen y de destino, aunque tengamos desigualdades accidentales, unos son más inteligentes, otros medianos, otros son tontos, unos son muy trabajadores, pero todos tenemos una igualdad de origen y destino…seres mortales”.
De pronto el pensador se acurruca en una pausa…para interrogarse a sí mismo:
¿“Cuál es la íntima satisfacción, el más caro anhelo del hombre” ? El afán de plenitud existencial…permanente. El hombre quiere tres cosas: primero,Ser él mismo siempre, no dejar de ser él. Segundo,perdurar, no acabarse del todo, si se acaba el cuerpo, por lo menos que haya un núcleo inmortal en mi que perdure. Tercero, que llegue a mi plenitud, a mi perfección…porque del afán de plenitud surge la esperanza, del desamparo ontológico surge la angustia; aveces la vida se paraliza hacia la angustia…”
Una vez más el filósofo ensaya la eterna interrogante a la que están condenados:
¿Quién, que sea hombre, no es contingente? La sociedad actual tiene ídolos, fetiches, que va corriendo en pos de ellos locamente, claro, se corre una carrera insaciable por el dinero. Por algo don Francisco de Quevedo decía, “Poderoso Caballero es Don Dinero”. Hay gentes que no se van acabar en tres generaciones lo que tienen y cuando pierden cualquier cosita, lloran como marranitos atorados”.
¿El filosofo nace de una problemátización interna que tiene que resolver?
“Es algo parecido…la Filosofía debe ser originaria, más que original; la originalidad viene por añadidura…primero me planteo un problema; la filosofía es un menester de ubicación y de autoposesión…¿Dónde estoy? ¿A dónde voy? Búsqueda, es una búsqueda interminable, apasionante. Mire usted, hay una frase luminosa de San Agustín, genio de la intelectualidad y de la emotividad: “Busca como si fueras a encontrar…y cuando encuentres algo, apenas haz empezado a seguir la otra búsqueda”, comenta Basave, bañado por la misma añoranza.
Al internarnos en esa dicotomía de rigor, siempre presente en el ideario de todo filósofo, como lo es el eterno rejuego entre Pasión y Razón, expresa:
“La historia la escriben los grandes enamorados, los enamorados de la sabiduría, los enamorados de la ciencia, los enamorados de la Patria, son ellos los que trazan caminos, los que dejan huella; no los mediocres,los apoltronados,flojos, confortables.Realmente, si no estamos verdaderamente enamorados, no dejamos huella, por eso San Agustín de Hipona decía: El amor es mi peso…a donde va mi amor, ahi voy yo. Así como el humo va hacia arriba y la piedra hacia abajo, así voy yo a donde está mi amor”
Y yo por mi cuenta digo…hay un viejo dicho que reza: “Dime con quién andas y te diré quién eres”…pues no, porque Jesús andaba con prostitutas , andaba con publicanos, con fariseos, y mira quién era…no…hay que decir, dime lo que amas y te diré lo que eres”.
2003
REVISTA RONDA