@guillenwriter
Lo que esperaba como un cordial café al que fui invitado por parte del abogado y activista Jaime Noyola, paulatinamente se fue convirtiendo en un interesante material periodístico al ver que me encontraba justamente frente a las confesiones de un líder sindical que vibra y se apasiona por el bienestar de los trabajadores. Su nombre: Celso Lugo Sánchez, Secretario del Trabajo del Sistema integral para el manejo ecológico y procesamiento de desechos (SIMEPRODE). Hay una palabra que serpentea a lo largo de toda la conversación: Esencia, que no se pierda la Esencia.
Cómo preservar la ética en la defensa de los trabajadores y no sucumbir a las tentaciones del enriquecimiento charro?
Como continuar en la lucha por los derechos de los trabajadores y no sucumbir a las tentaciones del Poder?
La razón histórica la encontramos en José Lugo Torres, padre de Celso Lugo Sánchez, y fundador del Sindicato de choferes, mecánicos y similares del norte, sección 1. Es decir, nuestro personaje ya es portador de una historia y una cultura sindical. No es el figuron que todo se lo atribuye a sus propios méritos, sino que con un gesto de profunda gratitud gusta de citar en la conversación a su señor padre como su maestro y guía para no torcer el camino y ser fiel a los trabajadores.
«Un líder no impone, enseña», expresa con un tono de gentileza y humanismo. Concibe al trabajador como un elemento clave de solución, cuando se trabaja en conjunto. El trabajador y la visión de un liderazgo sindical como una simbiosis para buscar el desarrollo estructural de la empresa. En ese sentido, apunta, la constante capacitación es importantisima.
Me gusta con que énfasis pronuncia la expresión Capital Humano. Es la voz y la verdad de un líder que sabe lo que valen y que riqueza pueden crear los trabajadores.
También me gusta con que tono vibrante pronuncia la palabra Solidaridad. No cabe duda que Celso Lugo se ha vacunado contra todo aquello que termina por convertirnos en un mercenario, cuando se pierde la esencia.
Al recordar su pasado por las filas del PRI, así nos confiesa la resultante:
«Soy un hombre que respeta las Instituciones. El partido fue el creador de grandes instituciones en México. Pero considero que se fue perdiendo la esencia de la calidad humana». Cuando la ambición nos carcome y se termina por hacer lo incorrecto.
«Soy un líder que puede entender y luchar por los trabajadores porque he tenido necesidades, pesares y penares. Soy un representante social. Soy un servidor de los demas».
