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CUANDO LOS ACTIVISTAS «CLAUSURARON» LA HEINEKEN DEL DIABLO FERNANDEZ

CUANDO LOS ACTIVISTAS «CLAUSURARON» LA HEINEKEN DEL DIABLO FERNANDEZ

POR ROBERTO GUILLEN

Esa mañanita en la barra del Sanborns disfrutaba de un libresco café con mi camarada Noyola, afinando los preparativos de la “clausura” en el negocio cervecero del Diablo Fernández, cuando se apareció Manolito, un tanto cuanto compungido, quesque un tal Rosendo Peña le había dicho que no hiciéramos eso, que era algo así como un nefando pecado contra los poderosos señores del Capital, ya que en el villorrio de la Bizarra Manhattan Regiomontana nadie se atreve a desafiar al dueño de la ciudad. Y quién es ese tal Rosendo Peña, le respondí, a sabiendas de que se trataba de un polichinela que en otro tiempo despachaba en el gobierno del Bronco. Le dije a Manolito que ya teníamos todo preparado y que una vez más la Alianza de Usuarios iba a dar la nota nacional, ante un gobernadorcito que se hace de la vista gorda con la cervecera y demás embotelladoras, mientras que a los rancheros de la región citrícola les truena los dedos para exigirles el agua, además de agarrarlos a macanazos, tal como ya quedó demostrado.

Así que nos enfilamos rumbo a las oficinas de la otrora Cervecería Cuauhtémoc, hoy convertidas en “Heineken México”. Honestamente yo pensé iba a ver más gente, pero no, había más policías y reporteros que activistas…Ja. La ciudad se está secando de sed y la gente nomás no se moviliza.
El activismo en Monterrey continua bajo el manto macilento de un tabú. Me gustó la propuesta de Noyola , de aventarnos un performance con unas latas de cervezas, así que antes de llegar al punto, le pedimos a Manolito que pasara al Oxxo por unos tecates. Ya nos estaba esperando el Armadillo, ese díscolo activista que carbura a los jóvenes comunistas de Monterrey. También llegaron Blanquitta y Gabino, quienes tuvieron la bella puntada de elaborar un cartelillo donde se podía leer: Keineken , clausurado. Y los que ejercitamos el activismo, libre de patrocinios politiqueros, no necesitamos más. Estamos habituados a la adversidad. Fue una mañanita para recordar aquella expresión del gran Orellana Cota, cuando en plena raquítica protesta, una bella dama invitada cuestionó que por qué eramos tan pocos. Y el memorable luchador social, respondió: “Así es esto”.

Ante todo la protesta fue un acto de civismo, porque en ningún momento llegamos con desplantes belicosos ni a tumbar la puerta de nadie. Los discursos de los compañeros no fueron incendiarios ni se intentó linchar a nadie. Los mismos policías que nos mandaron se exhibían cariacontecidos al observar el nivel de nuestra protesta, donde les hicimos saber que el cuidado del agua en la ciudad nos competía a todos y no solamente a los industriales. Que era un marcado asunto de coresponsabilidad social. Pero que no se oye la voz del Diablo Fernández. No se manifiesta su liderazgo. Y menos un gesto de solidaridad para con la gran ciudad de Monterrey, que tanto dinero le ha generado a las señeras familias de abolengo en la entidad.
Así que, una vez que concluyeron los discursos de quienes acudieron a la protesta, procedimos a destapar dos latas de tecate. Tanto mi camarada Noyola, como este periodista iconoclasta regamos la cerveza frente al negocio del Diablo, como un acto de protesta, frente a la voracidad y el agandalle de la industria, que hoy tiene a muchos ciudadanos mendigando un garrafón y correteando a las pipas, cuya agua no es potable y sólo sirve para que no huela mal el cuarto de baño,
Y mientras esparcía mi lata de tecate frente a los reporteros, así nos dirigimos a los circunstantes:
Y de que le sirve al diablo Fernández infestar de oxxos el mundo entero, si en Monterrey los regiomontanos andan correteando una pipa y dándose de empellones para que les llenen un mugroso garrafón…

Roberto Guillen

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