ROBERTO GUILLEN
@guillenwriter
Ahí estaban los chavitos y chavitas instalados en el pleno del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana , puntualísimos en su cita con la Historia y con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Todos ellos revestidos con un decoro, un perfume de Dignidad y un Orgullo de sentirse hijos de la Patria Mexicana.
Antes de que iniciara la magistral lección de civismo, una funcionaria al micrófono lanza una curiosa interrogante para sondear a los escolares:
¿Qué es la Constitución?
Y una chavita de sexto año- repito, revestida con un aire de grandiosa y novelesca Dignidad- le responde que es un libro de leyes que todos los mexicanos debemos tomar en cuenta para que vivamos en paz….uuuuufff…al instante recibió una cascada de aplausos. Fue una tarde donde se leyeron algunos artículos de la Constitución, como el famoso 33 y también el artículo alusivo a la Educación, es decir, el tercero.
Me fascino la solvencia y la seguridad con que cada uno de los escolares dieron lectura a nuestra Carta Magna. Y lo hicieron con ese místico gesto de formalidad que amerita la Institucionalidad, que este periodista iconoclasta dijo para sus adentros: La lectura de la Constitución como un acto de civismo iniciático. Es decir, todo aquel escolar que no pase por las páginas de este cuerpo de leyes, no merece su certificado de graduación y tal vez…tal vez…tampoco merecería la misma mexicanidad.
Y cuál es la génesis de este bello acto de civismo?
Pues la editorial Plaza y Valdes, que habilitó una edición especial, con el apoyo del Senador Napoleón Gómez Urrutia. Me cuentan que será una campaña nacional y que la siguiente ruta es Tabasco.
El evento me gustó como para hacer un documental del futuro luminoso que se puede construir con tan aplicados escolares. Su PARTICIPACIÓN me pareció encantadoramente poética. Merecen aparecer en esta nota periodística, pero cuando le tomé una foto al pleno de los chiquitines una señorita de la burocracia me regañó, que no se le puede tomar fotos a los chavitos que me habían maravillado con su civismo. Que el mentado protocolo así lo que exigía. (Así que me disculpo con mis lectores)
Y entonces yo me pregunto, cómo chingaos le hicieron los naranjas para traer al chavito huichol como un payasito exótico, canturreando para los mezquinos intereses de un partido político. Los absurdos de la burocracia…mmmh…