EN FIN, AL FIN, POR FIN
ESTOS INDUDABLEMENTE son tiempos históricos interesantes, de los que es posible que llenen montones de páginas en los libros de historia del futuro (sí se va a seguir haciendo historia en el mundo, y no como dice ese imbécil de Francis Fukuyama en su libraco “El Fin de la Historia”).
Acaban de votar 184 países en la ONU a favor de levantar el embargo (o bloqueo) a Cuba, impulsado por los EEUU. Sólo los EEUU e Israel votaron a favor de seguir ese embargo. Y un trío de zacates, que son Iván Duque, de Colombia, Bolsonaro de Brasil y Volodímir Zelenski, de Ucrania (¿será nomás por llevarse mal con Putin, por lo que este perfecto desconocido aquí y en Cuba, se atreve a ponerse “neutral” al respecto?), se abstuvieron de votar.
¡Por supuesto que Díaz Canel estaba contento! ¡Los cubanos estaban contentos! ¡Nosotros estábamos contentos!
Cuba ha sido un ejemplo para el mundo. Que se haya consolidado en los tiempos de la Unión Soviética, en todo caso habla bien de la diplomacia sabia de Cuba, muy lejos de Eurasia pero demasiado cerca de los Estados Unidos. Una vez fuimos a Cuba, hará cosa de unos 36 o 37 años. Estaban en varios sitios los letreros –grandes- de “allá está el enemigo”, y claro que apuntaban a los EEUU. Los Estados Unidos, según ellos hechos fuertes en la Guerra Fría, iniciaron el embargo en 1960. Hoy se cumplen 61 años de eso, y el odioso embargo persiste. Y sin embargo Cuba se escapó de la garra de los gringos, en sus narices, situación que apenas se ha repetido en Venezuela y en otras raras ocasiones. Pero hoy hay un despertar más perceptible en Latinoamérica, con los países del Foro de Sao Paulo en rebeldía contra los dictados arbitrarios del imperialismo monroísta (ése de “América para los americanos”).
Recordemos que la lata que los EEUU siempre han dado, es mundial. Que no se diga que hay nación más afectada que México, cuando en el fatídico año de 1847 se llevaron más de la mitad de nuestro país. Claro, Puerto Rico… Qué bonita bandera, si los yanquis no la tuvieran…
Pero esto no es una competencia de sufrimiento: la cosa es que la lista de países molestados por los EEUU es larguísima. Dígase si no lo de Vietnam. Pero ahí hubo una lección: Vietnam quedó destrozado, así como Laos y otros países de la zona, pero permaneció invicto. Los gringos NO PUDIERON con Vietnam.
Después del ‘47 aquellos güeros siguieron fastidiando a México: por ejemplo el desembarco en Veracruz en tiempos de la Revolución. Henry Lane Wilson, el embajador, propició la «Decena Trágica». Que se diga, en revancha, una sola cosa: es notable que el único históricamente que se atrevió a meterse a territorio estadounidense a sembrar un poco de terror fue Pancho Villa (que lo haya hecho Bin Laden es cosa que no sabemos, y no sabremos). Desencadenó la “Expedición Punitiva” de Pershing, pero desde luego Villa nunca se dejó pescar, y los rubios nomás estuvieron calentándose al sol y enfriándose en la noche en los desiertos del norte de México, sin lograr nada aparte de eso.
Ni Vietnam, ni Cuba, ni hoy Venezuela se han dejado de los EEUU. Pero éstos, los EEUU, se permiten ser los grandulones del planeta, aún cuando objetivamente dejaron ya de serlo.
Muy al estilo del PRIANRD, que se dicen “ganadores” en los pasados comicios (ya tendrán su rato de arrepentimiento los votantes por Quadri o los del MC con Samuel García), los gringos salen conque su “gesto” del embargo es por apoyar la democracia y los derechos de la gente, en este caso los cubanos, y se dirán “imbatibles” en la cuestión de levantar el embargo, aplaudidos (el aplauso de una sola mano) por Israel, el estado o país que ostenta el récord de tiempo en nacer, crecer y pudrirse. Israel, el estado obsecuente, el eterno socio de los gringos, el sempiterno jodedor de los palestinos. El estado que olvidó por qué nació. El sionismo llevado al genocidio.
Supongamos que los EEUU, que siempre están amenazando con salirse de la ONU, continúen con lo del embargo. Este embargo, “sin embargo”, no mató nunca a Cuba. Cuba ha sufrido lo indecible, el cálculo de pérdidas en millones de dólares después de tantos años es inconmensurable (sí se ha cuantificado). Pero Cuba es un país exitoso, desde luego es un país con un adelanto médico excelente, al grado de haber desarrollado su propia vacuna contra la covid (“la”, por ser LA enfermedad, coronavirus disease).
Cuba es un país alfabetizado, sin hambre, con un índice de Gini envidiable. Han pasado agudas carencias, pero han sabido sacar la vida adelante. Lo de Bahía de Cochinos no pudo pasar a mayores, aunque es cierto que tienen la herida infamante de la base de Guantánamo (como para oír la versión de “Guantanamera” de Carlos Puebla, una canción cantada con coraje).
Hoy 184 países se oponen al embargo. Los EEUU saldrán con sus habituales cinismos, y es posible que se quieran dar el lujo de continuar con ese bloqueo.
All right and along, como dirían ellos mismos. Pero, ¿184 países no es un número abrumador de países? Lo es. Y se nos ocurre una idea (que va a estar muy difícil de llevar a cabo o de secundar): ¿qué pasaría si esos 184 países hicieran ahora un boicott a los EEUU?
Habría consecuencias extrañísimas si esto pasara. Por un lado no más cocacolas o donas crispy creme. Se acabó el ver series idiotas de netflix o peliculejas chafas de Hollywood. Se acabó con comprar Fords y Chevrolets. Se acabó con ir a malgastar el dinero a las Vegas, o al Walmart. Se acabó con el facebook, con el instagram, con el twitter, con el google, con el messenger, con la HP, con la Motorola. Se acabó con pensar que lo que define a lo aspiracional (eso que se puso ahora de moda) es vivir el “american way of life”. Todo eso estupendo, la verdad. Al fin hay con qué sustituirlo: bebamos pozol o si nos ponemos muy internacionales, pongámonos hasta las chanclas con Chum Churum, el delicioso veneno coreano. Oigamos Kpop en vez de oír a Ariana Grande o a Shawn Mendes. Veamos cine de Bollywood, o mejor buen cine mexicano. Lástima de Lynch, de Scorsese, Spike Lee o de Allen. Ni modo, un embargo es un embargo (aunque no estaríamos peleados ni con Bernie Sanders ni con Noam Chomsky, y menos con los pueblos originarios o los negros).
El lío es tener a millones de paisanos allá, que puntualmente ponen su dinero en las remesas. Y claro que lo malo es que existan, tan sólo en México, tantos millones de “enamorados” por los EEUU que prefieren eso: no perder de ninguna manera su chance de viajecito a Las Vegas.
Pero… ¿no sería genial boicotear a los EEUU? Un mes de boicott, y después que se ponga la FED a contar los millones de dólares perdidos. Un mes de boicott a Wall Street, un mes de no hacerle caso a Standard & Poor, o a Fitch Ratings. Un mes de no “pelar” a la OEA. Un mes que significaría un declive del imperialismo yanqui… un lujo que ahora el mundo podría darse. Con un mes de puras pérdidas algunos porta-aviones que andan importunando por ahí se quedarían sin comida. La Halliburton tal vez tronaría. Las cadenas hoteleras, Hyatt, Hilton, los cruceros de Disney, la propia Disneylandia… todos con pérdidas. Trump, furioso. Biden, encarbonado. Soros, frustrado. Bezos, con los planes comprometidos. Musk sin chance de ir a Marte. Zuckerberg tronado. El zonzo de Tom Cruise sin fans. El Comando Sur sin municiones…
Como para de verdad considerarlo.
TOMADO DEL MURO DE LUIS HELGUERA, ENSAYISTA