ROBERTO GUILLEN
Y cuando ingresé al teatro vintage de la librería Punto y Coma, sentí el perfume de las Estrellas, percibí esa magia de las actrices que también hechizó al mismo Marcel Proust, y que deliciosamente narra en su A la recherche du temps perdu. Se había llegado la hora de Camerino 17, en su precioso escenario que nunca imaginé, y con un entrevistado que me sorprendió por su delicia sarcástica: Erick Villanueva, forjador de figuras en el escenario regio, y quien actualmente dirige la pieza Cómo decir Adiós.
Debo confesarles, queridos lectores, que este periodista iconoclasta se sintió como un actor-en-el-escenario cuando el espléndido Jesús Guerra, director y propietario de Punto y Coma, expreso: Ahora te prendo las luces para veas como va a quedar todo. Y la neta el resultado fue un cuadro , que en palabras del mismo Erick Villanueva, llama la poética escénica. Que no se trata de un show barato para denigrar y mercadear con los otros.
Me gustó ese número 17 que Jesús trazó en un minipizarrozoncito, algo así como la cereza mística de la escenografía. Si bien, el ritmo de la entrevista nos condujo por el hierro de la disciplina que anida en todo director de teatro – lo que llaman «un Dictador Inteligente»-, nuestro entrevistado busca pulir a sus actrices como diamantes, cuyos destellos toquen y hagan vibrar el alma del público. Es el director que no le basta con que su elenco se plante bien en el escenario y apantalle con una voz bien trabajada. También busca la creación de cuadros escénicos imantados de poesía visual. Es el Director que muestra su filo sardónico ante la marea virtualesca que ignora y desprecia el talento. Que cuando vas a un casting, te reciben con la baba trending de la temporada: Y tu cuantos seguidores tienes?
Entonces las carcajadas inundan a Camerino 17 en ese bello submarino vintage que solamente la librería Punto y Coma puede presumir…creo que hasta podríamos darle un «raid» al andariego de Julio Verne…Ja!