ROBERTO GUILLEN
Que rico se la pasa uno tomando un capuccino, bajo la sombra de un arbolito en la libreria Galindo del Barrio Antiguo. Al aire libre y departiendo con dos figuras que mantienen un celo vigilante tocante a la cultura del medio ambiente en México. El momento parisino ha sido posible gracias a que el licenciado Mariano Núñez nos ha convocado por una vocación magisterial que le asiste, amen de una irreductible conciencia social , que ya escasean en los planteles educativos, donde prima la urgencia por fabricar un entrepreneur que le corte la cabeza a las ambiciones de un Mark Zuckerberg…y por más que intentamos alejarnos de todo catastrofismo como eso de los popotes y de las bolsas plástico que han salpicado a los mares, la pandemia nos ha traído toneladas de insumos plásticos que sabrá dios a donde van a parar, tal como lo ilustra un cartón que anda menudeando en las tripas de las redes sociales, donde las pobres tortugas se ven invadidas por la plasticidad de las baratijas chinescas y otros tapabocas que simulan una suerte de medusillas desnutridas. Y en pleno día internacional de los océanos, 8 de junio, se erige la voz del licenciado Mariano Núñez como una clara advertencia de que sin el agua no somos nada, que el agua es la vida, que las aguas de los mares curan los males de los hombres en sociedad. Y destaca la privilegiada situación geográfica de un país como lo es México, flanqueado por dos bellos océanos: el Océano Pacifico y el Océano Atlántico. Hoy por hoy el estropeado mundo marino se ha convertido en un espejo ruinoso de las políticas neoliberales que sobreexplotan los recursos naturales, causando el malestar del mismo origen de la vida. Pero la voz del ambientalista reviste un tinte de apostólica dignidad, de vibrante veracidad, dado que no anda detrás de un hueso, ni lo mueven los resquemores y grillas mezquinas que menudean con los monos de la polaka doméstica. Lo mismo podríamos decir del periodista e investigador, Raúl Rubio, quien celebró los mega proyectos que la Cuarta Transformación esta desarrollando en el sur del país, con el objeto de dinamizar la vida económica en esa parte de México.
Esa mañanita en la librería Galindo, una vez más me felicité de ser parte de esta historia, donde dos figuras de la sociedad regiomontana, sostienen un auténtico compromiso con el planeta donde nos tocó vivir. Muy pronto en sus manos, Guerreros de la Madre Tierra.