ROBERTO GUILLEN
Esa mañanita de julio disfrutaba el rocío en el balcón del hotel en Real de Catorce. Degustaba la temeraria verdad de la politóloga Denise Dresser: Carlos Salinas es un pillo con sentido de estado , ni más ni menos…aahhh…respiraba placenteramente, miestras estiraba mis brazos al cielo y volvía a degustar el “telescópico” juicio histórico de la politóloga, Carlos Salinas-es-un-pillo-con-sentido-de-estado,ni-más-ni-menos…
Lo que ningún intelectual se atrevió a señalar, provino de la ciudadana obsesiva que también fusiló a Zabludovsky al recordarnos esa marranada que se aventó el 2 de octubre: hoy fue un día soleado.
Ni siquiera las revistas Vuelta ( Octavio Paz), Letras Libres ( Enrique Krauze) y Nexos (Héctor Aguilar Camín), nunca levantaron la voz contra el padre de la impunidad en México.
Ni siquiera Monsiváis, con todo y su prestigio que vedeteaba como un intelectual de izquierda, y aq uien se le observa muy complacido tomándose la foto con el “Gran Salinas”, en compañía de Elena Poniatowska, Aguilar Camín y el mismo García Márquez..
Alquien tenía que bajarlo de su pedestal-alguién tenía que bajarlo de su pedestal-alguien tenía que bajarlo de su pedestal, decía para mis adentros, mientras me dirigía al Mesón de la Abundancia para degustar unos chilaquiles de antología, en salsa roja, y un café de olla en su respectiva taza de peltre.
Pues ahi me encontraba, en compañía de Madame Colette, declarándole mi gran admiración por la Dresser , que tan lindamente animaba mi mañana, cuando de pronto…¡sooopas!, que se me va apareciendo la nuera del mismo Carlos Salinas de Gortari, Ludwika Paleta, en compaía de su respectivo y riguroso junior.
Al instante se me revolvió el estómago y me invadió una nube de resquemor, lo que Madam Colette observó con un:
¿Pero qué te pasa? ¿Te sientes bien?
Después de te cuento, después te cuento.
Pobre junior, decía para mis adentros, debería darle gracias a la vida que no soy tan ojete como su papá…con tanto daño que le ha hecho a este país y a su bella gente…
Entonces empecé a dialogar con Madam Colette en un tono más alto , sobre los graves problemas de México y su ruinosa fábrica de pobres, lo que provocó que el junior nerviosa y constantemente volteara a mi mesa, para sospechar de un sujeto que echaba chispas por la calamitosa politiquería mexicana.. Y su nerviosismo se extravió cuando el mesero me ofrecio una taza de café más, a lo que respondi con un afable, intencional y provocador “Gracias Hermano”.Acto seguido el junior tecleó su celular y de inmediato ingresó al restaurant un mastodonte que se sentó al lado de Ludwika…que tanto me hizo recordar la otra cara de la moneda telenovelezca: Ana Colchero.
La tortura psicológica había rendido efecto y ahora había que emprender la retirada.
Abundancia…el Mágico Mesón de la Abundancia
ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA RONDA