ROBERTO GUILLEN
Era un sábado marcado para celebrar los 79 de Villarreal Landeros. Un sabadito lindo más allá de las toxinas politiquerías que hoy polarizan los días corrientes. Allí estaba el gran Landeros, celebrando la belleza de la festividad y ratificando la superioridad de la Amistad por encima de los credos ideológicos. Eso que los franceses llaman Fraternité… Se le da, al abogado y activista se le da el charming de la Celebración, del Baile, el Sarcasmo y el Banquete. Es una figura que atrae a sus amistades como esa bombilla donde revolotean una miríada de palomillas inquietas. Si en la entrada nos recibe el activista Manuel Palma, mejor conocido por sus amigos, como “El Pochi”, en el patio de la oficina ya se alista un dueto de música norteña que complace a los contertulios con La Puerta Negra, Belleza de Cantina y algunos éxitos del viejo Lalo Mora. Que nos ha tocado coincidir con Mateo Rangel, un artífice de la cooperativa en Monterrey.Síntesis de la síntesis: caigo en la cuenta de que mi camarada Ernesto Villarreal Landeros está más allá de eso que llaman “ De Etiqueta”. En el aire de la fiesta , en los rostros universitarios, en las sonrisas, en las gargantes gorgoreantes, flota la sutileza de lo Triunfal, de los que han sobrevivido a la pavorosa pandemia. Ha pasado la noche negra de la muerte y es preciso ir al encuentro de los amigos. Y en cada gesto se advierte el sino de una Triunfal Alegría: la estampa espigada del Coco Coindreau…¡que estilacho del viejo! Pasan los años y no pierde el Estilo. Rogelio Cerda festina la misma Felicidad de estar en el cumple de Landeros. José Roberto Mendirichaga celebra el good bye al encierro. Sonríe, sonríe con ese gesto que evoca la Isla de la Inocencia que todos un día habitamos: La Niñez. Leonardo Iglesias y el mutismo del Pensador. Arrinconados se observa a la rojiza , como una cofradía agazapada. Beben sus tragos y elucubran, discurren. Quién sabe qué traman El Panchito Ríos, el picoso Tilin, en otro tiempo Tierro Estelar, el Manuelito de la carcajada clínica y otro viejito cuyo rostro parece haberse escapado de un cuadro de Emil Nolde. ¿Dónde lo he visto? ¿Dónde lo he visto? Aaaasí, en la calle, en las protestas, creo que lo he visto en las luchas de Gabino y Blanquitta, seguramente fue trabajador de La Fundidora. Me lanzo por una cerveza y un viejo afable me asalta con la misma sorpresa: yo te he visto a ti en internet. Dónde, le pregunto. En los videos que le haces a Landeros, te felicito, te expresas con madre. Mira, yo traje un chingo de tecates, permíteme brindarte una de estas, estas si son para los hombres, ándale tómate un , te lo mereces. Landeros anuncia que ya está listo el banquete, no les digo que mi camarada está más allá de esa cosa que llaman “Etiqueta”. Una delicia de cortadillo, para chuparte los dedos con el asado. Y no se diga la doña que nos atiende, parece que se ha escapado de un frasquito de mermelada. Pura dulzura y amor. Vaya capacidad de Amar. Al instante sentí la magia de toque electrizante… y para no hacerles el cuento la largo, terminé por rozar sus labios…ahhhh piche pandemia, me la pelaste, diríamos en buen mexicano. Ahora hay que ir a descargar los primeros líquidos de la tarde. Hay fila, bendita fila, yo que tanto detesto las filas. Pero me ha tocado de vecino el Estilo. Un viejito universitario que luce ropas de buen ver, pero sin caer en el adjetivo de lo pretencioso. Luce un corte de pelo que lo exhibe como un respetable, pero sin caer en la plasta de momia programada por el óxido de la costumbre. Me invita a su mesa, donde está el político Poncho Robledo y un señor chaparrito y grandote en su personalidad, que fue director de la Prepa 8. El diálogo es francote y animado. Es divertido e ilustrativo. De pronto nos cae el famoso Gallo universitario, cuya camisa, muy a la usanza de las que usa Mauricio Fernández, provoca que me pare y toque su prenda: Gallo , cabrón, nunca perdiste el estilo. Le grito a Landeros. Ven para acá, permíteme tomarte una foto con el Gallo. ¡no! ¡Nooo! Pues que te hizo, te bajó una vieja..o qué? Ni madres, es homosexual…(carcajadas explosivas de los contertulios). Y es que ver en la pista a los exponentes del baile, es un espectáculo que ya debería estar registrado en un documental. Es asistir a un tete a tete de universitarios que flotan con el arte de Bailar. De pronto siento un tirón en mi mano derecha, es la doña que ya fue infectada por mis besos y ahora quiere verme en la pista….mmmmmmmmmmmmmm…ricura…sorry, contertulios, soy un personaje con deslaves erotizantes…sí, cuánta razón tiene Nazario Sepúlveda, cuando me receta una frase de antología, Bailar es como soñar con los pies…La Fiesta…la Fiesta…se acaba la Fiesta…y como un tiburón que ha sido invadido en su estanque, Landeros me lanza su diagnóstico: Ya te vi bailar…estas cabrón…camarada